Anécdota prestada
Medio ciegos y ahogados íbamos por una de las rutas que se internan en el desierto de Sonora.Nada y más nada flanqueando el camino. Rato sin ver algo viviente aparte de nosotros. Muy a lo lejos una casucha se dibujó entre las carnes de la tierra inhóspita. Sonreímos y volteamos a mirarnos. Conforme nos acercábamos, vimos un letrero al frente de la casa. Nos esforzamos por distinguir lo que decía, achinando los ojos, pero había que avanzar más.
A pocos metros, leímos:
Se pintan casas y se ponen alfombras.
viernes, 22 de junio de 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Soy un árbol que desea viajar en tren

1 comentario:
la cultura esta en los nervios, cultura y vida encarnada, como el viejo sueño de Antonin Artaud
Ayer no pude ir a lo de los titeres...
Publicar un comentario