jueves, 21 de junio de 2007

Nada qué decir

No me desespera tanto silencio, de hecho cuando alguien me pide que le cuente algo, me da coraje. Si no tengo nada qué decir, callo. Me gusta callar. Caminar entre árboles y callar. Producir silencio con mis labios partidos. Tararear canciones blandas hacia adentro. Mis hemistiquios actuales:silentes y ausentes.
Asisto puntual y contenta al ejercicio de la expresión. Encarno un mudo discurso en kinésicas horas. Clavados los pies en plena orilla no me interesa sino el resgistro de esta deserción de sonidos. Me gusta callar y ver. Festín sin fonemas.
Cuéntame algo, me dice mi amigo, siempre tan desesperado. Lo miro y quiero fulminarlo. No le respondo. Qué flojera su insistencia.

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Soy un árbol que desea viajar en tren