miércoles, 19 de diciembre de 2007

novicia

Levantaste mi falda. Yo que jamás uso falda me agradecí la bendita idea. Metiste la mano y empujaste mi muslo derecho como quien corre una cortina, abriéndome las piernas y yo, con un temblor en el labio inferior quería poder decir algo; quería al menos poder. Tu mano metálica de tan tensa , extendida sobre mis nalgas subió hacia mi espalda, un erizo recorriendo con sus púas mis vértebras. Levantaste mi cuerpo, humedeciéndome y yo una medusa novicia, sólo atiné a urticarte.

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Soy un árbol que desea viajar en tren