martes, 25 de marzo de 2008

Cada noche el mismo cansancio me hace caer sin soñar.
Un cansancio distinto al de cuando era niña y el mismo que sentiré en unos años, punzante, total. Un cuerpo apaleado se imanta a la cama, se deposita sin voluntad sobre las dunas de tela y no monto más la noche, la noche posee mis sistemas, las palabras pronunciadas a medias, mis talones agotados.
Tantas cavidades en esta oscura canica que es la noche, que era la noche, que solía ser la noche.

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Soy un árbol que desea viajar en tren