sábado, 12 de junio de 2010

primera llamada, primera

Verificando la luz, descorro la cortina de un mal sueño. La primera mirada, la definitiva, la que elige de qué color será el día, la que me conecta con el derredor y me jala hacia abajo hasta tocar tierra. Los ojos un tanto ineptos capturan a medias imágenes que llegan como tomadas a contraluz primero, y lentas se vuelven menos difusas. La primera mirada. La que tanto me gusta pero no lo sé del todo porque la conciencia no me llena aún cuando ella hace su graciosa o demoníaca entrada. Esa que me revive.
Que me endereza la espalda
Que me avienta y se ríe y escucho como que se ríe pero no lo sé de cierto.

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Soy un árbol que desea viajar en tren