martes, 19 de junio de 2007

Revólver

Entumida y frágil me contó cómo estaba cambiando su vida. Rápido e indiferente, el ritmo de lo cotidiano era otro, cuando apenas hace un mes todo era ligero. Una cobriza tristeza le mordía el rostro y le llenaba los lagrimales y sus facciones de niña contenta se transforbaban, dejando a una mujer desnuda y preocupada en su lugar. Levemente distraída, se oprimía el vientre y su mirada saltaba entre los objetos, volviendo de vez en vez al ultrasonido que en la computadora mostraba el ritmo de unos latidos velocísimos.
-Qué rápido crecen, no? Y eso que apenas tiene ...¿cuánto?
-Siete semanas, me dijo, y se fue de largo hacia la figura que en acuático ambiente se estiraba en el monitor.
-Ya pasé mis cosas al departamento de Ernesto pero no sabes cómo extraño a Princesa, fueron trece años de vivir juntas. Le voy a hacer falta en la noches porque era cuando la mimaba; seguro va a estar en la puerta sentada esperando que yo llegue. Pero es mejor que se quede en la casa con mi mamá, a Ernesto no le gustan los perros y también por salud es recomendable que en la casa no haya animales..por el bebé.El sábado que me mudé, mi mamá se despidió de mi muy triste.
Y estoy segura que en ese momento la nostalgia la rasguñó con más fuerza, pero se aguantó.
Torcí la boca. Apenas hacía unas semanas estaba molesta por cosas que ella hizo y me lastimaron.Ahí parada frente a ella y el monitor mostrando ese revés enorme y limpio, se me disipó la molestia, que era nada comparada lo que a ella le alteraba.

No hay comentarios.:

Soy un árbol que desea viajar en tren