martes, 14 de agosto de 2007

Antesala

Ejercicio primero

En un rinconcito me incrusto, como ratón asustado. Escucho ruidos como de animal hambriento en alguna parte de la casa, pero no sé ubicar la zona donde se originan. Debo decir que mi casa es un brevísimo espacio,que se ha ido abreviando más debido a las cosas que me gusta coleccionar dependiendo del humor de mis etapas: matrioshkas,figuras de gatos, latas, cajas de madera, recortes también, pero esos van a dar a las paredes, a diferencia de todo lo demás, que llena espacios vacíos en repisas, sobre la tele, en el piso o donde quepa.
Lo que supongo rugido se deja oir nuevamente, alzándose por sobre los ruidos de coches que afuera transitan, sobre el pavimento mojado, haciendo con las llantas ese sonido semejante a cuando despegas velcro.
Tengo miedo, debo decir.
Tengo miedo.
Buen día escogió Aurora para irse de juerga con ese fulano que acaba de conocer y del que ella no sabe nada. Yo lo conozco desde hace tiempo. La primera vez por un cuento que publicó en "La Rueda" y de allí ya no le he perdido la pista. Escritor y dramaturgo,( me han dicho que está buscando gente para montar algo súper experimental, que trata de una mujer intensa, cuyas reaccciones se disparan de cosas que cree escuchar y ver y esto es basado en un texto de Monterroso). Y eligen para salir justo hoy, que no sé que clase de alimañan se ha colado. Pero, ¿por dónde se metería? si yo reviso un buen de veces que las atarjeas queden tapadas cuando vamos a dormir. Además esto es un rugido como de animal grande, pero....¿de dónde, de dónde?
Me da miedo pararme de aquí, no sé porqué escogí la cocina para esconderme. Si esa cosa decide buscarme, olfatearme, morderme, me va a encontrar rapidísimo, si no por mi olor, por el que supongo flota aún aquí, a carne asada.
Estoy descalza, con la camiseta enorme y blanca estirada sobre mis piernas que a su vez, están recogidas sobre mí. Supongo que la pared estará fría, pero no lo siento porque supongo también, estará más helada mi espalda.
Hace rato que no se oye nada,unos minutos hará.
Ni grillos escucho hoy, ¿o serán los nervios?
Ahí está de nuevo!
Tengo ganas de vomitar. Me incorporo con cuidado para tomar mi celular que dejé encima de la mesa. La cosa creo escucha que me muevo.
Hace un sonido de asmático respirando.
Me llevo la mano a la boca, no sé bien para qué.
Escucho que en la sala, algo se cae, como cuando algo pasa corriendo y desordena los objetos.
Siento un murciélago volando en círculos dentro de mi estómago y la punta de sus alas me roza y me da naúseas, más aún.
En la penumbra, atisbo una figura rodando en el piso...achino los ojos: es una de mis matrioshkas, la más grande.
¿Y si grito? Cochina gana de vivir en ese sitio, tan apartado, tan pinche encajado en el monte, pero ¿y si salgo corriendo y paro a alguno de los coches que pasan?
La llovizna no es tan fuerte...
Ruge otra vez, creo que se está acercando. Suelto un gemido que pareciera salir de una garganta infantil.
Cierro los ojos con fuerza y lloro.
Tiemblo, también.
Meto la cabeza entre mis piernas, porque a pesar de estar a oscuras, las escasas rayas de luz que se dibujan sobre el piso, me permiten ver.
Siento a la cosa ya en la cocina. Soy un ratón que en unos instantes reventará, dejando salir de su cuerpo las pequeñas vísceras, los rosados órganos.
Un vaho caliente me llega, no atino a moverme, sólo sollozo.
Me caen una gotas de lo que supongo baba y no sé cómo algo me impulsa hacia arriba, me levanto y a punto de resbalarme, corro, rodeo la cosa que sigue imitando estertores en su respirar y salgo de la cocina. Me parece kilométrica la distancia que atravieso, en esta casita de juguete y como puedo, corro la hoja de aluminio con cristal que tantas veces me pareciera tan pesada.
Bajo del montículo donde vivimos Aurora y yo, viendo si no viene un par de luces por la carretera. La cosa allá atrás, está rugiendo con furia, descontenta.
Corro sobre la carretera, en sentido contrario a como transitan los autos por allí, me pesa el cuerpo y el frío azota mis pulmones, a lo lejos distingo un par de luces, muy a lo lejos.
Ya no escucho nada pero ya no quiero voltear.
Traigo enlodadas las piernas, porque siento algo viscoso sobre mi piel, en mi pantorilla derecha...
Hago señas al carro, que resulta ser la caribe naranja que el amigo escritor de Aurora maneja. Bajan el vidrio
-Qué te pasa, qué haces aquí? me dice ella mientras el se asoma para verme extrañado.
-Es que en la casa hay algo, un bicho, no sé..
-¿Estás loca, tú? vas a pescar una pulmonía que no veas, escúchate respirar.
-¿Eres asmática? pregunta él, iluminado por la luna que lo hace ver mejor que en foto.
-Asmática y estudiante de teatro y clavel clavel en sus lecturas y sus interpretaciones y pa rematar loca como ella sola.
Me subo al coche y les cuento lo que me acaba de suceder.
Él me mira, sonriente y hermoso, diciendo:
-Y cuando desperté, el dinosaurio estaba ahí.

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Soy un árbol que desea viajar en tren