Hay días que sobran en el calendario, que no deberían pasar sobre nosotros como si nada porque la nada ahoga y hace succión del aire que nos anima. Hay días conformados por horas derrotadas, por minutos demenciales, por momentos que nos llevan por pasarelas afiladas donde no sabemos si seguir o saltar.
Hay días revueltos, con legañas pegando los límites de una hora con otra.
Hay días que saben a mandarina, que son sedosos y nos aflojan los cordeles de los zapatos. Días que no conceden, otros que se sientan a esperar que tomemos una determinación, otros que reparten sólo certificaciones de la tristeza.
Hay días en que crezco echando raíces gordas que levantan la tierra, otros en que apenas se delínean mis formas, otros en que estoy segura de todo.
Días que no amanece nunca y se alarga el cuerpo de la noche hasta hacernos llorar. El calendario no me cuadra. Mis ojos revisan determinados pero no hallan nada. Este, mi hoy, no aparece en mi agenda, no aparece en lado alguno. No tiene caso seguir hablando.
lunes, 29 de octubre de 2007
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Soy un árbol que desea viajar en tren

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