Armadura de palma

Franjas de luz seccionándome porque frente a mi una luna obesa se pasea desnuda.
En esta playa, tan sola, tan iluminada, necesitaría solamente una paleta de grosella para hacer a mis sentidos recapitular. Y así, sintiendo cómo el hielo se deshace en mi boca, enmedio de mis pares de costillas otro hielo se disolvería de igual forma. En lugar de luna habría un sol de cabello largo. La textura de la arena sería más ligera, más propia para untarse sobre la piel que, más y más morena, se parecería a la noche. Y en eso, comiendo estaría mi paleta, sentada entre lanchas azules con blanco y rojo y nombres de mujeres en diminutivo, cuando un trotamundos con conchas en el cabello y manchas de selva en el dorso de las manos se me acercaría para preguntarme ¿porqué tan sola, princesita? Y yo en silencio alzaría la mirada para observarlo por días y saber que él sería el indicado para tostar su mentón y sus hombros junto a mí, armando noches como rompecabezas y armándonos de unas armaduras de palma, curtidos, salinos.
En esta playa tan sola cayó hace unos segundos como escenografía, otra playa ausente y sobre mí un cuerpo ausente de hombre que camina y no se detiene.
Franjas de tiempo danzante alisan mis pestañas. Sentada sobre esta arena mansa no tengo paleta de grosella, tengo en cambio agua simple, un cúmulo de historias muy próximas, a pesar de que años y cosas sucedan y se sucedan y canto despacito, no me nublo, milo la luna inflamada y afino para cantarle , porque también lo merece.