martes, 27 de mayo de 2008
Ánimo dominical. La calle larga, vacía. A lo lejos una campana alza la voz. Grisáceo andar combinando una derecha dos izquierdas. Mi catarina avanza en la alfombra verde que forma islotes en la tierra olorosa. En cuclillas la observo, a una hora distinta cada día, en este prado cercano a casa. Observo también lo disparejas que están las uñas de mis manos. Pobres huérfanas. La pereza intenta cerrarme los ojos. No hay persona alguna caminando, ni posibilidad remota de que algún otro momento sea más perfecto que este. Hay que darle gracias a la soledad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Soy un árbol que desea viajar en tren
No hay comentarios.:
Publicar un comentario