lunes, 20 de octubre de 2008
A la espera de la noche
Bajo del taxi. La noche se ha maquillado como buena jinetera. Mis pies me guían e inica el recorrido: Mi carne comanda. Sitio tras sitio, una mujer distinta se me adhiere, me pasa la mano por la entrepierna, se mueve como gata ronrroneando. Aparto a la última que ha logrado sacarme media hora de tragos seguidos y pretende luego sentarse sobre mis piernas. En mi pecho nada hierve, en mi vientre nada cambia. Nada pasa. Subo a un taxi. La noche me ha fallado. Permanezco a la escucha.
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Soy un árbol que desea viajar en tren
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