miércoles, 18 de julio de 2007

Contrato con la llovizna

Hoy es el día que elegimos para que te vayas. Tendidos en la cama, permanecemos ambos con los ojos abiertos; no es necesario voltear a verte para saberlo: Conozco tu respiración pausada cuando estás dormido, la ondulación sutil de tu vientre expandiéndose.
Esperamos.
Algo,cualquier cosa.
Los tratos también se hacen para romperse, fue tu enseñanza de tres años a esta mujer que acostumbra hacer compromisos a muerte.
Recuerdo la escena de anoche y busco un remedio, pero el cansancio me humedece los ojos y me volteo hacia la pared, deteniendo cualquier posibilidad.
Estoy a punto de romperme.
¿Me ayudas? Te lo pregunto en silencio con los puños apretados y el asco sentado en mi estómago ¿me ayudas, por favor?
No sé terminar etapas, jamás he sabido.
Soy la eterna buscadora de tesoros con los zapatos rotos y la ropa desgarrada, la mariposa inacabada que vuela con un cuerpo que le pesa demasiado.
Quisiera como antes, cobijarme bajo tu piel hasta quedarme dormida, pero hoy es el día elegido y yo soy mujer de palabra.
Sigamos pues con lo acordado, te vas a ir enmedio de esta mañana llena de niebla, dejándome por herencia toda la bruma que despide nuestra melancolía, todas las risas, las palabras, los raspones, los recuerdos frescos y demasiados moretones en el ánimo.
Te vas enmedio de una llovizna que te traga, que te va borrando minuciosamente ante mis ojos espantados, que también llueven.

1 comentario:

Antonio Mundaca dijo...

textos asi chonostle son los que marcan diferencia con el simple acto de escribir y tener algo que decir porque es necesario

Soy un árbol que desea viajar en tren