miércoles, 22 de abril de 2009

Hacia el medio día del último miércoles que te vi, una surada comenzó a despeinar los cabellos de las personas que caminaban a esa hora por la calle, pero me di cuenta porque más tarde lo escuché en el noticiero de la noche. En la avenida de Zaragoza hubo un incendio, pasé caminando por allí pero no me percaté; lo supe porque me lo contaron unos compañeros del trabajo. Al bajar la banqueta para cruzar la calle, mi pie izquierdo se dobló y caí de rodillas, pero el dolor vino dos días después, cuando lo morado de la piel ya descendía del púrpura. Una amnesia de pocas semanas tergiversó hechos, fechas, horas y memorias. Un filo se encajaba permanentemente entre mis pares de costillas y consumía cigarros en vez de comida. Aún así pude estar serena y entender tanto las razones que te motivaban como tus maneras cortantes.

3 comentarios:

Tanila Alavez dijo...

saludos, desde el sur, ya hace falta vernos, a ver que dìa se puede!!!


che

Ocelota Morales dijo...

efectivamente, estoy leyendo tus pachequeras, pero la verdad....
te salen bonitas

Merlina Amareto dijo...

qué chido amiga, gracias por visitarme....

Soy un árbol que desea viajar en tren